lunes, 23 de junio de 2008

Señora vaca.


(publicado en igooh.com 03/2008)


Las palabras de la presidenta, más allá de su abordaje, fueron una radiografía de cómo somos los argentinos.


Lejos de asumir el rol de agente extintor en el conflicto de tinte nacional por las medidas de gobierno y la contraofensiva de los productores, pequeños y medianos, que llevan ya quince días de paro en las rutas del país; la presidenta no encontró un mejor modo que elegir su mejor carburante, un tono socarrón a su discurso.

Los productores tomaron los dichos de la primera mandataria como una burla. El discurso fue adornado con filosa ironía y un particular cinismo manejado con delicadeza, arropado por cómplices aplausos.

Fueron unas palabras digna de ser escuchadas y comprendidas y hasta acatadas por personas que no han encontrado demasiados fracasos en sus vidas, o en sus gobiernos.
Que no fueron influenciadas por crisoles de razas, que no se cola en el supermercado, de Estado contenedor, o de jubilados con futuro. Más bien fueron palabras para otro tipo de sociedad, una sociedad meditabunda, abstraída, reflexiva, de países nórdicos o europeos de tinte francés. Y que las palabras y la provocación se las lleve el viento.

Aquí los discursos duelen, presionan, provocan; acostumbrados a intercambiar golpe por golpe, de quién la tiene más grande, la lucha de poder por encima de cualquier circunstancia. Qué esperaban? Beneplácito, consentimiento, no. Hay descontento, bronca, la reina además es proctóloga. Somos leche hervida, eso nos une. Y vemos una vaca y lloramos, claro.
Nos daña y nos expulsa. Con la intolerancia a flor de piel y encima palabras urticantes.


La palabra consenso hace tiempo que ha dejado de pronunciarse y mucho más de emplearse y llevar a la práctica. Todo es a las trompadas, a las gomas quemadas, a los adoquines, a los miguelitos, a las cacerolas, al cantito, a la pancarta exigente, a los bastonazos, a la montada, al camión hidrante…

No se baja un cambio, no nos detenemos a pensar, a reflexionar, a calmar las aguas.
Siempre se junta todo, se mezcla y se comparte. Se prejuzga, se condena. Que la inflación, que el boleto escolar, que la inseguridad, que el desabastecimiento. Explotamos.
Por esto y por lo otro. Por todo. Por todos, por nosotros.

Señora vaca, señora vaca

Hoy le doy gracias por todo lo que nos da,

Hoy mi maestra
nos ha enseñado que en su cuerpito se Trabaja sin cesar;

Y nos da la
leche,y el dulce de leche

y la manteca que siempre le pongo al pan

También el
queso que es tan sano y un yogur para mi hermano

Señora vaca, usted sabe trabajar
(bis)Señora vaca, Señora vaca

Cuando en el campo yo la veo a usted pasearCon sus
hijitos, le tiro un besito

Pues me doy cuenta que es una buena mamá.


DIEGO SPONTON 26 de marzo 2008.

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