lunes, 23 de junio de 2008

Reggaetón: cuarenta grados a la sombra.


(publicado en igooh.com 01/2008)


Se escucha en todos lados y a cualquier hora. Se ha instalado un estilo que parece acaparar la atención de nuestros adolescentes. Mientras esté de moda...Abierto el debate.


“La mala conciencia gusta de denigrar a los ídolos de la juventud desbocada, sin entender que es un fenómeno común, universal, inevitable. La mala conciencia enciende la hoguera de la indignación: “mirá que tarados son éstos” (cuando la peor taradez, la ignorancia completa, es la misma mala conciencia, incapaz de entender la diversidad del universo).” ALEJANDRO ROZITCHNER. Lo que no hace falta es dar el paso siguiente, que sería el de suponer que tras señalar la legitimidad del fenómeno tenemos que incluirnos en él, y disfrutar de Don Omar o Daddy Yankee como ayer a Néstor en bloque y más atrás a Rodrigo por ejemplo. No. Pero no hay nada malo en el fenómeno reggaeton, ni es mencionable siquiera el que haya un afán de lucro, ¿acaso los Rolling Stones giran el mundo por amor a sus fans? Dejemos que a cada uno le guste lo que quiera: esa diferencia es la riqueza de la desbordante realidad. Aunque suframos escuchándolo en cada coche tuning, inclusive en motos con más luces que cilindrada. Mientras transcurre enero, el mes del reggaetón en Argentina, así lo confiesa la noticia; nuestro país recibirá a la estrella del reggaetón mundial Don Omar y al grupo La Secta All Star. Ambos exponentes del género de moda se unirán para ofrecer un concierto a fin de mes.
¿Les llamará la atención a filósofos, académicos de la educación, políticos - ocupados en debatir diariamente sobre el futuro de nuestras juventudes -, se fijaran en el fenómeno del reggaetón en nuestro país? Debido a que durante tres horas, un representativo segmento prendido de adolescentes estará a la orden de los reyes del perreo. Un acontecimiento digno de estudio. Alrededor de tres mil pares de brazos y piernas, la mayoría pertenecientes a enardecidos jóvenes, estarán prestos a bailar, mecerse, agitarse... y las gargantas dispuestas a corear o responder al unísono las frases que dos estrellas del reggaetón puertorriqueño gritarán.
El reggaetón ha sido el ritmo más bailado de los últimos veranos. Pero, para sorpresa de muchos, ya estamos en 2008 y sigue creciendo la fiebre por este género latino con apenas pocas presencias en nuestros escenarios y rechazado por la crítica y la industria. ¿De dónde sale? ¿Seguirá subiendo? ¿Tan malo es?. Un estilo tan sencillo como hedonista.
“Se desarrolló en los barrios bajos de las ciudades, fue en un principio rechazado por la auto denominada alta sociedad. Dicho rechazo no estaba exento de cinismo, porque ese género ya formaba parte de la historia real. El hecho es que en sus fiestas los jóvenes elegantes y muchos no tan jóvenes lo bailaban. Música ciudadana que festeja ardorosamente su tiempo. En ella hay una evocación de la ciudad, sus calles y sus gentes, por eso se le llama música ciudadana”.La descripción anterior bien podría referirse al fenómeno del reggaetón, sin embargo es una trascripción casi literal de un texto sobre el surgimiento del tango. Aunque el escrito inicial podría también extrapolarse para referirnos a la salsa, al rock and roll, al mambo y al cha-cha-cha, géneros eminentemente urbanos.Para ser sinceros vale decir que hay verdad en los que consideran que el reggaetón no es música (posee escasa melodía), sin embargo lo mismo podría decirse de otros ritmos populares, los denominados géneros electrónicos y rock heavy metal. Creo que los tres son sólo formas que tienen los jóvenes actuales para expresar sus sentimientos. Expresión de vivencias de quienes les tocó nacer y crecer en el opresivo ambiente de algunas súper pobladas metrópolis a finales del siglo XX y su hacinamiento, pobreza, ruidos de diversos orígenes, entorno cargado de fanfarrones que exigen delimitación de sus territorios y pelean afanosamente por obtener identidad individual y grupal, y que además buscan el respeto de los demás.Es imposible ocultar que tal ambiente es un propicio caldo de cultivo de pandilleros y delincuentes que con la distancia debida, recuerdan a los que ahora apreciamos y nombramos con cariño: los compadritos, malevos entallados, que presenciaron el nacimiento del tango, soñando con el día que pudieran comprar joyas de estreno para la mireya.Por lo tanto, no es de extrañar que las letras del género rap y reggaetón estén, como en el tango, llenas de jerga o argot. Son coplas y rimas martilladoras que se auto complacen en el resonante juego de palabras, que corren rápidas, que salen con rapidez, y al decirlas y oírlas evocan el frenético bullicio y brutalidad de la ciudad, donde pululan las bocinas, los altavoces domiciliares, las máquinas, los motores, perros, gritos y demás.Y qué otra cosa pudiera pedírseles a sus compositores e intérpretes ¿canto de pajaritos, murmullo de arroyuelos, suave brisa matinal y vespertina entre el follaje?
El ritmo es casi clónico en todas sus canciones, dando a veces la sensación de que, aún escuchando diferentes canciones, siempre se está escuchando la misma.
El baile del perreo ha tenido desde sus inicios mucha controversia, siendo apodado por muchos como "El baile maldito". Ha sido y es criticado por la Iglesia. Algo así como nuestra importada Lambada, que tuvo un lugarcito en los primeros años de la década del noventa.
El llamado perreo o reggaetón es hoy por hoy rey indiscutible en las ondas hertzianas y fascina a la mayoría de adolescentes y jóvenes, es omnipresente en autos, calles y colectivos de ciudades enteras, relegando a los otros géneros musicales.
Algunos advierten sobre el fenómeno que es el reggaetón en los EE.UU. y en Latinoamérica. Lo consideran uno de los más importantes de la última década. Y a quienes obvian el género, les advierten que han “perdido la pista a la juventud (y a sus hijos)”.
Muchos jóvenes imitan el vestuario de los cantantes de este género. Algunos llegan a las discotecas populares con los pantalones flojos y muy grandes, las camisetas holgadas, la gorra para atrás o ligeramente inclinada hacia un lado y una larga cadena que les cae sobre el pecho.
Un carismático periodista y presentador de Univisión – después de haber presenciado un concierto de Daddy Yankee -- dijo que esos pegajosos ritmos le tomaron por sorpresa, pero que ya no supo cómo sacudírselos, porque éstos hacen mover hasta a las estatuas. Con un pié en el rap estadounidense, del cual derivó el hip-hop, y con otro pié en el raggae jamaiquino, el reggaetón es una mezcla de esos tres géneros y del “dembou” desarrollado por los panameños a partir del reggae jamaiquino.El reggaetón lo que hace es fusionar la plena, la bomba, y la salsa con el rap de New York, en el traslado entre borinqueños de la gran manzana y los de la Isla que estaban influenciados por los panameños. Los isleños aceleraron el ritmo “dembou” y posteriormente le agregaron artificios cibernéticos, sacándole harto provecho a las bondades de la computadora. El 2004 y sobre todo el 2005 marcaron el paso del reggaetón, de la subcultura hacia el mundo grueso del espectáculo, cuando Daddy Yankee, seguido por otros, saltaron hacia el sistema que los esperaba con sus luces, grandes ingresos monetarios, prendas de impensable valor y ropa deportiva de marca o trajes formales de lujo.
Daddy Yankee es el vivo ejemplo. Este señor con sólo treinta años es un cantante de reggaetón, actor, productor cinematográfico, locutor radial, empresario puertorriqueño y además tiene su propio sello discográfico. Uno de sus mayores logros es haber popularizado el reggaeton en América Latina y diversos países de habla no hispana. Su disco Barrio Fino le permitió ganar un premio Billboard de la Música Latina en el año 2005 y un premio Grammy Latino en el 2006. El artista logró firmar un contrato millonario con la empresa estadounidense Paramount Pictures para hacer su primera película titulada "Talento de Barrio" que se estrenará a mediados de febrero.
Los exitosos exponentes del género se consideran jóvenes empresarios, humanos que tienen obligaciones familiares. Y eso es lo que son. Si en sus letras hay violencia, sexo, ostentosidad, es porque de eso han estado rodeados. Ellos lo que han hecho es expresarlo, tener el valor de decirlo sin enmascaramiento. Ser el escape de la olla de presión en que se convirtieron nuestras ciudades y la vida en los barrios no tan finos. ¿Deja vú de la cumbia villera?
Diversos estudios aseguran que los sonidos, el vocabulario, la indumentaria, las letras y la actitud de este estilo se basan en el bandolerismo y la delincuencia, estas acusaciones serían aún más graves que las del acusado sexismo de algunas de sus letras.
Aquellos que nunca hemos “perreado” en una disco, diremos en otras palabras, en tono intimista; si somos open mind y estamos al tanto de lo que sucede en el mundo y tenemos hijos o sobrinos adolescentes, debemos conocer lo que el reggaetón significa y reconocer su éxito, aunque a muchos les parezca ofensivo o sientan que es un ritmo incomprensible.
DIEGO SPONTON Enero 2008 Santa Fe Capital

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