
Un tal Oscar Natalio, risa de atorrante, de atorrante pero buena tu mano franca, franca para el pobre siempre abierta, domingos de ravioles amasados por la vieja y después a ver al Globo en la Quema. Brabucón, de brazos cortos, de sueño grande. Ya no queda en este mayo el pío pío con Mancera. Un día como hoy, hace 33 años, se escuchó en un burdel de Las Vegas un cobarde que con voz temblorosa pero decidida gritó: "Eh Ringo! Muérete, muérete Ringo".
"Hay tipos que me dicen: "Hola, Bonavena, siéntese, coma algo". ¡Si cuando yo no tenía un mango no me daban de comer! ¿Por qué me quieren dar de comer ahora?
Cuando Ringo volvió a Argentina protagonizó, quizá no de forma tan fingida más de un escándalo que le vino de perlas para autopromocionarse. De ese modo consiguió enfrentarse al Campeón Argentino Goyo Peralta, ese que “sobreviviría” toda la pelea a el mejor Foreman. El débil a priori era Ringo que poco menos tuvo que perseguir a Peralta para que se enfrentase a él. El hecho es que Bonavena se había ofrecido a Goyo como Sparring estando en Estados Unidos a lo que Goyo Peralta se negó argumentando que Bonavena solo quería darse a conocer a costa de su fama, que ya era aspirante oficial al cinturón mundial Frente a Willie Pastrano. De ese modo se preveía un choque muy interesante lleno de alternativas que los argentinos, divididos no iba a dejar pasar.
El 4 de septiembre del 65 se produce ese choque en el Luna Park, por el título argentino de peso pesado. Ringo subió al ring, donde recibió un abucheo monumental, que para eso era el más “odiado y bocazas” boxeador latino del momento; el abucheo más fuerte que se recuerde en la historia del boxeo Argentino. Por el contrario, Goyo Peralta fue ovacionado desde las cuatro puntos cardinales del recinto. A casi 2 minutos del comienzo del 5° round, Bonavena ganó la pelea por K.O. Fue un momento increíble.
Aún es recordado como al día siguiente Óscar Bonavena se vistió su traje gris corbatita fina, se ciñó su cinturón de Campeón y salió a las calles del barrio para mostrarse transparente y accesible para la gente de su barrio, así era este fortísimo campeón...
En la memoria de muchos aun resuena...
SOMOS DEL BARRIO
DEL BARRIO DE LA QUEMA....
SOMOS DEL BARRIO
DE RINGO BONAVENA.
Aún después de vencer al ídolo, para muchos argentinos Ringo continuó siendo un cobarde, inestable y agrio capaz de ganar al mejor y perder ante el mas mediocre rival. Lo cierto es que es un milagro que Bonavena pudiera subirse a un ring y realizar una más o menos meritoria carrera, el hecho es bien reflejado en este extracto de Ulises Barrera que dijo de "Ringo" Bonavena:
“Ringo fue un extrañísimo fenómeno, y no sólo por sus ocurrencias, sino porque era un boxeador con pies totalmente planos y sin base de sustentación. Allí me expliqué porqué este hombre para hacer footing tenía que ir al hipódromo, ya que era el único lugar donde se sentía bien corriendo en la arena. Era un milagro que subiera al ring. Solía tirar unos golpes abiertos muy largos que Luis Angel Firpo los llamaba telegramas, porque vienen muy de lejos. Llegar a pelear con Clay e inclusive hacerle temblar la osamenta con un golpe fue una hazaña para Bonavena, tanto que hoy se puede decir recorriendo récords que se convirtió en el peso pesado argentino de mejor trayectoria”.
Es cierto, el 7 de diciembre de 1970 se enfrentó a Muhammad Ali en el Madison Square Garden, perdiendo en el último round después de haberse dado el lujo de derribar a Ali antes haber caído en tres oportunidades, decretándose el KO por reglamento. El mejor recuerdo de Bonavena de su encuentro con Ali es además de lograr derribarle y pelear como un jabato, fue darse el gusto de llamarle “gallina” de permitirse llamarle Clay cuando ya era Alí, sabiendo que eso le molestaba muchísimo. De ese modo jugó a ser Ali. Era la interpretación cinematográfica del hombre que tiene que llamar la atención para que se le de una oportunidad, él mismo afirmaría que para conseguir sus combates tenía que decir cosas que no sentía. El hecho, es que si no fuese de ese modo tampoco nos extrañaría, si no lo hiciera premeditadamente, nos lo creeríamos ya que si es cierto que Bonavena tenía sus defectos la maldad no era uno de ellos; fue sincero y trasparente decía lo que pensaba en cada momento aunque eso doliera o la trajera problemas. Mas minuciosamente mas o menos lo que ocurrió fue así: “Cuando llega Bonavena a Nueva York un día va a un entrenamiento y empieza a gritarle "chicken, chicken... (gallina)". Clay lo miró sorprendido. Luego cuando hacen una suerte de conferencia de prensa previa a la pelea, se presenta y dice: "Soy Muhammad Alí que va a ganar fácilmente este combate". Y Bonavena no se ocupó de eso, sino que asomó la cabeza por encima de las dos personas que lo separaban y le empezó a decir: "Clay, Clay...", y este le respondía mirándolo furiosamente "Alí, soy Muhammad Alí...". Era una cosa increíble porque le estaba tomando el pelo recordando su nombre verdadero y no el que había adoptado desde su bautismo al Islam. Se fue tan enojado y sorprendido a la vez, que todo el mundo comentó que el único individuo que le hizo eso fue Bonavena.”
En el momento de la derrota ante Ali, Ringo poseía tenía 68 peleas en su haber, con 58 victorias, 9 derrotas y un empate.
Ese “no pudo ser” fue sin duda el no conseguir su cetro de campeón mundial, aunque hay que valorar sus rivales en la división. Además de Muhammad Alí también perdió ante Jimmy Ellis y fracasó ante Joe Frazier, quien le ganó dos combates.
El hecho es que tanto los preliminares como el propio combate contra El más Grande gustó de tal modo al público que pronto se comenzó a barajar la posibilidad de la revancha. Después de su baño de multitudes en Argentina de vuelta en los Estados Unidos, Ringo quería dejar de ser cobarde para cierto sector de la sociedad y fue en busca del desquite, su revancha, ante Muhammad Ali. Quería demostrar que tenía pasta de campeón y, también, alzarse con la generosa bolsa del combate.
Ringo fue a EEUU en busca del desquite ante Muhammad Ali. Pero su joven corazón de treinta y tres años fue partido en mil pedazos por la bala asesina disparada por un matón a sueldo desde un fusil treinta-cero-seis, a treinta metros, en el estado de Nevada.
Ocurrió a las puertas de "Mustang Ranch", el cabaret de Joe Conforte, quien había sido durante un período su manager. Vale aclarar que Ringo vivía en una cabaña muy cerca del prostíbulo, y que, por eso, pasaba gran parte de sus días en el mismo.
Esa trágica noche Willard Ross Brymer, un mandado de Conforte, le disparó a Bonavena con un poderoso rifle. Ringo habría discutido con un hombre encargado de la seguridad del lugar, Joe Coletti, apodado Billy el niño, y aparentemente todo estaba premeditado y planeado por Joe Conforte, al enterarse de un supuesto romance del boxeador con su esposa, Sally Conforte, una mujer 26 años mayor que Ringo.
Puede que Brymer estuviera enfadado por que Bonavena había golpeado unos días atrás a su hermano Baby Dean en un entrenamiento. O por que Ringo para asegurarse el permiso de residencia estuvo casado durante diez días con Cheryl Ann Revideaux, una prostituta que le gustaba a Brymer, chica del propio burdel. Sea como fuere, no vale la pena buscar un sentido a algo que no lo tiene.
Ringo fue enterrado el 30 de mayo de 1976 con su pecho ahogado en claveles rojos. Unas 150.000 personas pasaron por el Luna. Era el último adiós al bueno de Ringo.

