
Las Olimpiadas fueron celebradas por primera vez hace casi treinta siglos, en 884 antes de Cristo, por iniciativa del rey Ifitom, soberano de Élida, en el Peloponeso, donde está situada la ciudad de Olimpia. Las justas de Ifitom, hechas en honor a Zeus, constaban entonces de una sola prueba: una carrera por el estadio, marcado con piedras pintadas de cal, que tenía una longitud de 192 metros, a la que luego fueron añadidas dos pruebas más en aquel mismo recorrido: la diáulica (ida y vuelta) y la dólica (doce veces ida y vuelta). Hacia 708 hizo su aparición el pentathlon, que comprendía la carrera, la lucha, el salto, el boxeo y el lanzamiento de disco. Las pruebas clásicas del olimpismo. Hoy en día son trescientas dos disciplinas en veintiocho deportes diferentes, tan diferentes como la equitación, el judo, la vela, el atletismo, la esgrima, el badminton y la natación.
Los Juegos Olímpicos eran celebrados entonces, como ahora, cada cuatro años, en el verano, al pie del monte sagrado de Altis. Duraban una sola jornada, aunque con el tiempo fueron ampliados para durar cinco días, en los que acabó incluida una prueba más: la carrera de cuadrigas. Los vencedores, proclamados al finalizar el quinto día, recibían como premio una rama de olivo silvestre, cortada por los sacerdotes de Ifitom en las márgenes del río Alfeo, en Olimpia. Un premio similar recibirán, junto con sus medallas, los atletas que venzan en las Olimpiadas que comienzan este día, el 08 del 08 del 08, a las 8 de la noche con 8 minutos, hora de Beijing (el 8, claro, es el número de la suerte en China).
Participaban en las competencias de la Antigüedad los helenos, los dóricos y los arcadianos, pues los bárbaros, en un principio, estaban excluidos. Los atletas gozaban de una fama rara incluso en nuestros días. Muchos fueron celebrados en las odas del poeta Píndaro. Uno de ellos, Milón de Crotona, el luchador, fue recordado un siglo después de su muerte por Herodoto, quien menciona en sus Historias (libro III, párrafo 137) que su fama había llegaba hasta las calles de Susa, la capital de Persia. Las Olimpiadas fueron así celebradas, sin interrupción, durante mil doscientos sesenta y nueve años, hasta el verano de 385 de nuestra era, en donde resultó vencedor en la competencia de boxeo un bárbaro, el armenio Varasdate. El mundo, por fin, había irrumpido en las Olimpiadas, que por siglos habían estado circunscritas a Grecia. Esta vez, en Beijing, participarán diez mil quinientos atletas originarios de más de doscientos países.
Las Olimpiadas fueron suprimidas en 394 por el emperador Teodosio el Grande, como parte de una ofensiva cristiana contra el paganismo de Grecia. Quince siglos después de esa supresión –quince siglos exactos: en el año de 1894– Pierre de Fredi, mejor conocido como barón de Coubertin, organizó, en junio, un congreso internacional de sociedades deportivas en el anfiteatro de la universidad de la Sorbona, en París. En aquel congreso surgió el Comité Olímpico que aprobó el proyecto de reinstaurar las Olimpiadas en el sitio donde habían nacido: Grecia. Los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, inaugurados el 5 de abril de 1896 en Atenas, fueron realizados con el entusiasmo del príncipe Constantino, heredero de la corona en Grecia, quien recaudó los fondos necesarios entre su pueblo, cuando el gobierno de su país anunció que no tenía dinero para financiar las Olimpiadas. Esta vez, en China, los costos ascenderán a más de 40 mil millones de dólares. Serán los Juegos Olímpicos más caros de la historia.